Mañana es mejor

Vení, Tripero. Acompañame. Vamos a mirar el pasado reciente para valorar mejor el presente y mejorar el futuro. No, no vamos a visitar al Gimnasia de Timoteo. No, tampoco el de Troglio en 2005. ¿Rama? Tampoco. Vamos a mirar al Lobo de hace dos años, apenas. ¿Te acordás? Un par de buenos partidos contra un muy buen  Defensa y Justicia hizo que el realismo mágico tripero culpara de todos los males a Pedro Troglio y pensase en el Indio Ortíz como un redentor que iba a plantearse otros objetivos con un cóctel de fe, laburo y personalidad. Pero a las buenas intenciones se las llevan puestas las malas decisiones. Un mercado de pases horrendo, empate con Lanús, perder, perder y perder. Y al Indio creyente directamente lo reemplazó Dios, quien perdió, perdió y perdió. Y fueron ocho partidos sin ganar, y después podía de visitante pero no en el Bosque, y los demás fallaban pero no alcanzaba y la angustia crecía y Diego en Rosario que le decía al Presi que no se le ocurriera echarlo y Boca campeón y Troglioneta que convocó a Los Simuladores que -trabajo es trabajo- inventaron una pandemia de nombre amigable y efectos letales solamente para salvar del descenso a Maradona.

Le pongo un poco de humor -que a muchos no les gustará- porque todos recuerdan la opresión de mirar el partido propio y 4 o 5 más hasta saber matemática aplicada para calcular promedios y posibilidades. ¿Qué pasó, si poco tiempo antes jugaba Sudamericana? (entre paréntesis, nunca más). Pasó que Alfaro jugaba feo. Y no solo el Presidente quería fútbol más ofensivo. Y después Troglio llevó su "carro de pescado" a la final de una Copa pero nunca lo quisieron y cuando pudieron lo echaron (y es cierto que los números del torneo eran malos, pero lo salvaba igual). Y no saber + no tener proyecto futbolístico + nopodermetermanoenlasjuvenilesporquelospibesnoestánparajugar terminó en abrazarse al covid 19 como Rose a la madera king size de Titanic, aunque el fútbol argentino no tuvo un Jack hundido.

¿A qué viene la perorata? A que a veces Gimnasia se autopercibe el del '96 y los rivales lo ven a la altura de Patronato o Central Córdoba. Que los hinchas piensan que "los pibes" son nuevos Messeras, Romeros y Cufrés y aquello no fue magia. Y hoy no hay con qué. El mercado de pases fue caviar con criollitas. El 9 no es el Pampa Sosa sino un esforzado delantero del ascenso que se rompió el alma en su primer partido como titular y la sexta fecha del viernes es una orilla a la que la dupla técnica debía llegar nadando -ni pecho, ni croll, como fuera- porque después de Vélez no hubo plafón para echarlos pero las ganas estaban y la famosa reunión fue para eso porque "a mi no me convencen".

Por eso, los 8 puntitos hay que valorarlos sin comprar esa verdad revelada que dice "jugando así, va a perder más de lo que va a ganar" porque el fútbol se rebela ante esa frase a cada fecha, porque nada garantiza que en el partido siguiente juegues igual que en el anteror y si lo pasaste con triunfo, clinkcaja y nos vemos en Disney. Hace 2 años era 1 punto sobre 24; hoy, 8 de 15. Con el 9 pedido en febrero que llegará para la sexta fecha, sin Weigandt, con el Pulga al 50%, con Carbonero que jugó medio partido, Coronel y Guiffrey con lesiones, Ayala en Sol de América y solamente Insaurralde ganándose una pechera titular. "Pero el equipo involucionó"...y sí, amigo, involucionó el plantel y ¿Gim-na-sia va a jugar como si hubiera una generación dorada">